sábado, 11 de octubre de 2014

Política de la desvergüenza


Entre dimisiones y cesantías son ya doce los exconsejeros de caja Madrid afectados por el escandalo de las tarjetas de crédito opacas, estos mangantes se lo han llevado crudo, hay motivos para la desconfianza, la cabra siempre tira al monte.

3.870 personas muertas por el virus del ébola, 121 muertes en un sólo día en Sierra Leona, 300.000 firmas de personas indignadas por el sacrificio de un perro (Scalibur) sospechoso de estar infectado de ébola. ¿Qué le pasa a la gente?

El consejero de sanidad de la comunidad de Madrid, a la sazón médico o clown, culpabiliza a una enferma de ébola por contraer la enfermedad. El consejero continua en el cargo ridiculizando a los sanitarios que exponen sus vidas en el Hospital Carlos III. Javier Rodriguez presume con arrogancia de no necesitar el puesto -“yo llegué a la política comido, tengo mi vida resuelta”- a parte de fardar de zampar bien y mucho, las declaraciones resultan vanas porque sigue chupando del bote. Para tener la vida resuelta está tardando mucho en irse cuando ya existen peticiones incluso por parte de miembros de su propio partido. Como facultativo, indeseable, a evitar. Sus colegas del partido Popular le ovacionan en la Asamblea de Madrid por el akelarre perpetrado contra la enfermera contagiada de ébola. ¿Y mientras tanto dónde está el Ministerio de Sanidad? ¿Han huido del país? ¿Se ocultan en algún búnker? A la ministra le viene enorme el cargo, debería ir haciendo las maletas para marcharse a su casa.
El gobierno del PP al decidir “importar” el virus del ébola, abrió las puertas para que entrara la enfermedad en Europa.

Ninguna credibilidad, éste país está regido por mentirosos insustanciales y mediocres. Los ciudadanos demandan regeneración democrática, no te dejes embaucar por los que se quitan las corbatas durante la campaña electoral, la oportunidad se nos presenta en las próximas elecciones. Sin duda debemos y podemos zarandear de sus poltronas a la casta que nos aconseja no apoyar aventuras políticas, y lo dicen sin sonrojo, ¡ellos! que nos han traído hasta el actual desastre, sus pretensiones son seguir sosteniendo esta pantomima de democracia a perpetuidad, donde unos pocos incluido ellos, viven muy bien.  

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