Púberes exaltadas, de
manera furibunda exhiben las armas de su chantaje, se desgañitan,
vociferan, dicen, que en defensa de la vida. Estas jóvenes están
dispuestas a parir hijos con malformaciones, a aceptarlos con
resignación aunque sean indeseados como fruto de una execrable
violación, ¿estas jóvenes admitirían que por la defensa de su patria
se declaren guerras donde se maten a otros seres humanos? Estas jóvenes acusan a sus acólitos de traidores.
Estas jóvenes votan a un
partido político que pone trabas por razones económicas a la
conciliación de la vida familiar. Estas niñas depositan su
confianza en unos políticos que al albor de la crisis han elaborado
una reforma laboral donde el empresario puede despedir a una mujer
por querer ser madre. Estas adolescentes tienen fe en un gobierno que
permite que 10.000 personas al año mueran en España de hepatitis C
por no costearles un medicamento. Estas criaturas sufragan a un grupo
político proclive a mantener la cadena perpetua revisable.
Est@s manifestantes comparten ideología
con un gobierno que ha quitado el derecho a 104.379 personas de
recibir ayudas por su condición de dependiente desde 2012. El
gobierno al que han aupado con tanto entusiasmo éstas gentes, ordena por imperativo moral y legal parir hijos con discapacidad, con griterío, ellas lo exigen, pero en
Galiza excluyen de ayudas escolares a niños con síndrome de Down.
Chavalas que depositan su confianza en unos políticos que defienden el comercio de armas bajo la premisa de actividad económica.
Chavalas que depositan su confianza en unos políticos que defienden el comercio de armas bajo la premisa de actividad económica.
¿A estas chiquillas nadie les ha
explicado que urgar en coños ajenos es entrometerse en la intimidad
de sus congéneres? ¿Por qué ciudadan@s a los que no conozco de nada, se arrogan la autoridad para organizarme la vida?
Detrás de sus alegatos, chillidos y
actitudes díscolas apesta la farsa de su hipocresía.
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