jueves, 25 de septiembre de 2014

Existe la vida más allá del bipartidismo



Estos borricos durante años han estado moviendo la rueda del molino, moliendo el trigo para alimentar a infames castas, esos borricos quieren repartirse las fanegas y seguir desgranando el cereal mientras rebuznan con tonos diferentes una melodía engañosa. Los demás borricos no cocean, con sus orejas ramplonas espantan las moscas en años bisiestos para despejar el camino hasta el molino a yuntas de la misma camada. A los borricos con pedigrí no les falta agua ni alfalfa, no duermen al raso de la noche, si enferman se les sana, si están quejumbrosos se les hace arrumacos, los borricos con dinastía relamen obedientes las manos de sus amos. Ninguno de los borricos brinca, son mansos, están bien amaestrados. Sobre los lomos tintinean las abultadas alforjas al socaire de las sendas pedregosas. Los nuevos borriquillos muestran los impulsos de la raza, tienden a adentrarse y corretear por las trochas de sus antecesores.

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