Ya lo pueden alcanforar y
guardarlo en el baúl de los recuerdos, junto con sus desvaríos,
desatinos y privilegios. La vida rula, así que seguiremos
levantándonos a las cinco de la madrugada para llegar puntualmente
al trabajo donde dejar parte de nuestra salud, esa por la que ahora
tenemos que disculparnos y repagar. Nosotros sus vasallos, con nuestro esfuerzo
diario aportamos riqueza que nos es arrebatada vía tributos para
seguir amamantando hasta su ocaso a tan insigne prócer. Anacronismos consentidos.
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